En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.

En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.
En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno. (Konrad Adenauer)

miércoles, 11 de mayo de 2011

¡CIEN POR CIEN GADITANA!



¿Cuántas veces hemos escuchado y leído esta frase para referirse a la condición del próximo alcalde o alcaldesa de la ciudad de Cádiz? No es reprochable que un ciudadano normal y corriente diga esto, como pueda decir otras muchas cosas, pero debemos ser cautelosos a la hora de dar pábulo a este tipo de expresiones chovinistas que desmerecen mucho de la antigua transigencia gaditana, deseosa de acoger a cualquier forastero que viniera a trabajar a esta ciudad. Desde los tiempos modernos, Cádiz ha recibido a muchos inmigrantes, que han venido aquí a ganarse la vida, la han hecho suya, llegando algunos a dedicarse a la actividad política para bien (o para mal) de sus compatriotas.

Desde 1978 han gobernado la ciudad Carlos Díaz, por el PSOE, y Teófila Martínez, por el PP. Los dos, efectivamente, no eran naturales de Cádiz. El primero, de la vecina Sevilla; la segunda, de la entrañable Cantabria. A ambos les podemos achacar éxitos y fracasos. De Carlos Díaz todos recordamos sus titubeos a cuenta del soterramiento de la vía férrea y la remodelación del paseo marítimo. Asimismo, a Teófila Martínez todos le agradeceremos la diligencia y eficiencia con que afrontó el mencionado soterramiento y le afearemos las malas formas que adopta en su relación con las minorías políticas.

Dice Diario de Cádiz, en su edición de internet del 10 de mayo, a propósito del reparto de propaganda de los partidos políticos por el Piojito, que a Marta Meléndez se le acercó una señora mayor para decirle que Cádiz “necesita una alcaldesa cien por cien gaditana”, rematando el periodista que la candidata del PSOE “no podía disimular su satisfacción”. Pues no, señora Meléndez, usted, de forma educada y sin abrumar (porque la educación es lo primero y la pedagogía es lo segundo) debió recordarle que nuestro Estatuto de Autonomía, en su artículo 5, dice que “gozan de la condición política de andaluces o andaluzas los ciudadanos españoles que, de acuerdo con las leyes generales del Estado, tengan vecindad administrativa en cualquiera de los municipios de Andalucía”. De esa condición política derivan los derechos y deberes correspondientes, entre ellos votar y ser elegido concejal o alcalde. En segundo lugar (así, como quien no quiere la cosa) debiste recordarle a esa respetable y gaditanísima señora que una vez, no hace mucho tiempo, hubo un alcalde, llamado Carlos Díaz, del PSOE del de antes, que a pesar de ser sevillano no fue mal alcalde y trabajó incansablemente por su ciudad.

El ser o no gaditano no garantiza por sí mismo que queramos más o menos a nuestra ciudad o que nos sintamos obligados o no a trabajar por ella. Muchos ejemplos podemos poner de lo uno y lo otro. Pero nosotros recordaremos otro que debería conocer Marta Meléndez. El caso del alcalde Manuel de la Pinta, malagueño él, profesor de la Facultad de Medicina de Cádiz, médico que pasaba consulta en el número 1 de la calle San Pedro, alcalde de Cádiz durante la República, que no sólo trabajó por la ciudad donde trabajaba sino que, desgraciadamente para todos, dio su vida por ella.

UPyD cree que debemos hacer pedagogía ciudadana, valorando y realzando a todas aquellas personas que en un momento determinado de su vida decidan dedicarse a la política, independientemente de su lugar de nacimiento. Y que conste que esto que decimos no lo decimos para curarnos en salud, que yo el candidato de UPyD, Manuel Pérez Fabra, soy un gaditano de pro, nacido en el antiguo Hospital de Mora, del barrio de Segunda Aguada para más señas. Aunque, pensado más detenidamente, quizás esto también sea un problema porque alguien que yo me sé puede espetarnos aquello de que, de gaditano nada, que es...... ¡UN BEDUINO!

1 comentario:

  1. Suele decir Antonio Burgos que "los gaditanos nacemos donde nos da la gana". Por tanto, no hace falta ser de aquí para defender la ciudad y trabajar por ella, sea desde el Ayuntamiento, desde un puesto de trabajo, o desde la misma calle, sintiéndose siempre representante de ella, y viviéndola siempre con respeto y cariño. Al fin y al cabo, uno también trabaja por la ciudad cuando, por ejemplo, atiende de la mejor forma posible a un turista que pregunta por una calle o un monumento. Y lo dice uno que, igual que tú, es "beduino" y, como a mí me gusta decir, "gaditano militante".

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