En la foto, Mario Vargas Llosa en el discurso de inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires, sobre fondo magenta
Hoy es 23 de abril, Día del Libro.
Recuerdo que hace más de 30 años, cuando estaba en 8º de EGB (lo que es ahora 2º de ESO), el Ministerio de Cultura organizaba el premio Día del Libro. Ese año (1978) el premio se dedicaba a Francisco de Quevedo. Los alumnos que querían participar debían hacer un trabajo sobre dicho autor. Tuve la suerte de ganar el premio provincial con aquel trabajo sobre Quevedo consistente en un vale de 30.000 pesetas para adquirir libros. Pueden imaginarse a ese niño/adolescente comprando libros durante más de un mes y llenando su estantería de obras de Delibes, Vargas Llosa, Agatha Christie, decenas de autores y libros...
Desde entonces (aunque ya antes por tradición familiar) los libros siempre han ocupado un lugar en mi vida y puedo afirmar que, sin los libros que he tenido en mi vida, no sería quien soy ahora.
Me vienen todas estas reflexiones leyendo lo que ocurrió hace un par de días en Argentina a nuestro Premio Nobel Mario Vargas Llosa cuya presencia en la inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires fue rechazada por numerosos "intelectuales oficiales", encabezados por el director de la Biblioteca Nacional, que pidieron por escrito que "lo desinvitaran". El motivo, haber hecho unas declaraciones críticas con el peronismo y con la familia Kichner o lo que es lo mismo, por haber ejercido el derecho a la libertad de expresión.
Con la elegancia que caracteriza a uno de los fundadores de Unión, Progreso y Democracia, MVLL dijo: “Los libros nos hacen más libres”. La conferencia de Vargas Llosa incluyó una exhortación permanente a defender la libertad de “leer los libros que queremos” y a estar atentos a la tarea de “los comisarios políticos que hoy han reemplazado a los inquisidores de ayer”. Vargas Llosa criticó a los sistemas que han querido imponer a la fuerza sus “verdades absolutas”, entre los que mencionó al fascismo, el nazismo, el comunismo y a los caudillos latinoamericanos.
Sirvan todas las palabras engarzadas en esta entrada a mi blog para animar a los lectores del mismo a que regalen (a otros o a sí mismos)y lean un libro. Les aseguro que no hace daño.
Soneto de Quevedo:
ResponderEliminarDesde la torre
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh, gran don Iosef!, docta la emprenta.
En fuga irrevocable hoye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.
Es una bonita tradición la de regalar libros el día de Sant Jordi. Te permite disfrutar doblemente: no sólo se trata de regalar sino pensar en los gustos de la persona obsequiada. Os invito a que lo hagáis y mejor acompañada de una flor. Feliç Dia de Sant Jordi.
ResponderEliminarLo peor de todo es que esos "intelectuales" hablan luego de democracia cuando ellos se arrogan la verdad absoluta y única. Con respecto a los libros, sin ellos no es posible la democracia y por éso son los primeros en verse amenazados por cualquier dictadura.
ResponderEliminarUn día del libro en que las bibliotecas han estado cerradas...
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