Después
de unos meses de ausencia en este blog que inicié allá por el año
2009, hoy vuelvo a sentarme en el ordenador para contar que voy a dar
un paso al frente en el plano político dentro de mi partido. Este
viernes, el Consejo de Dirección de UPyD ha convocado las elecciones
primarias para elegir al que será el candidato del partido a
Presidente de la Junta en las próximas elecciones en Andalucía que,
si se cumplen los plazos legales, se celebrarán en el año 2016. La
fecha de celebración de esa elección es el sábado 29 de noviembre.
A muchos afiliados nos ha sorprendido la premura en el tiempo a la
hora de realizar la convocatoria y el hecho de que se mezclen junto
con las elección de candidatos a las elecciones locales en las
capitales y de que se esté pendiente de las próximas primarias para
el resto de poblaciones andaluzas en que UPyD se presentará. Ello,
sin ninguna duda, restará interés y quitará importancia a una
elección que podría pasar como de mero trámite y que creo que
debería aprovecharse para que los afiliados de Andalucía
reflexionaran no sólo sobre la cara de quien va a ser la voz del
partido de aquí a las elecciones autonómicas si no sobre qué
mensaje estamos dando a los andaluces, como estamos configurando
nuestra relación con los ciudadanos de la región para presentarnos
a aspirantes a su apoyo electoral, etc.
Es
verdad que el panorama político andaluz está convulso ante las
continuas actuaciones judiciales por casos de corrupción contra
destacados miembros del partido en el gobierno de nuestra región.
Por otro lado, el socio comunista del PSOE va a intentar desmarcarse
de un partido de la "casta" (como si IU no perteneciera a
la misma) para poder acercarse, o al menos resistir, a la irrupción
de Podemos en el escenario político español y andaluz. Ello produce
que, cada poco tiempo, se pronostique un adelanto electoral que no
llega. A mi juicio, y puedo equivocarme lógicamente, Susana Díaz no
convocará elecciones en Andalucía hasta que pasen las municipales y
generales que, sucesivamente, tendrán lugar a lo largo de 2015. Por
ello, considero que el partido se ha precipitado con una convocatoria
tan anticipada de primarias y, quiero creer, que lo hace basándose
en un error estratégico de lo que pueda pasar en el plano político
andaluz y no como medida de política interna con el fin de resolver
otras cuestiones.
Dicho
esto, disciplinada y lealmente, pero no por ello con ausencia de la
crítica que hago, asumo la decisión que los órganos competentes
del partido han tomado.
En
una entrada reciente explicaba qué fue lo que me hizo dar el paso,
tras estar casi 10 años fuera de la política, de afiliarme en 2008
a UPyD. Creía, y sigo creyendo que un partido progresista, liberal y regenerador,
de españoles sin complejos por serlo y predicarlo es necesario para
España. Esa es la idea por la que he venido trabajando y luchando en
el partido estos 6 años en distintas responsabilidades locales y
provinciales. Y es la misma idea que me lleva a dar un paso al frente
y decidir presentarme como candidato a la presidencia de la Junta
de Andalucía por UPyD si los afiliados así lo deciden, en las
elecciones primarias del día 29 de noviembre.
A
tomar esta decisión también me ha ayudado el hecho de que varios
compañeros de distintas provincias me hayan animado a presentarme
creyendo que puedo ser la persona idónea para tan honroso encargo
político.
Me
presento con ilusión, con ganas y creyendo que, en buena lid y
deportivamente, puedo obtener el respaldo necesario por parte de los
afiliados andaluces en esta competencia con el resto de compañeros
que optarán a dicha elección.
En
una reciente entrada en mi Facebook preguntaba a mis amigos sobre qué
cualidades, características y perfil pensaban que debería tener el
candidato de UPyD a la presidencia de la Junta de Andalucía.
Un
resumen de las numerosas respuestas que recibí sería lo que detallo
a continuación. El candidato debería tener cercanía y un amplio
conocimiento de la comunidad, saber mucho más allá de lo que dice
la prensa sobre los problemas de las ocho provincias, tener formación
y un trabajo fuera de la política, capacidad de liderazgo, de
trabajar en equipo, con trayectoria de dedicación al partido, con
sentido común. El candidato debe tener un discurso claro, sencillo,
ilusionador y arriesgado por valiente. Y por supuesto, fiel al
partido y sus afiliados y simpatizantes y al conjunto de la sociedad,
un candidato transparente y que no anteponga sus intereses al de los
demás.
Haciendo
este resumen de lo que los compañeros me dijeron en el Facebook me
siento abrumado y, porqué no decirlo, asustado. Con total humildad
tengo que decir que me analizo y miro mi trayectoria y estoy a mucha
distancia de conseguir el nivel de excelencia y adecuación al perfil
que los compañeros desean. Pero si puedo afirmar, con toda la
rotundidad de quien confía en sí mismo y por eso toma esa decisión,
que haré todo lo posible por encajar en el perfil descrito. En los
día de campaña que tenemos, también pocos para poder llegar a
todos los afiliados, los intentaré convencer de ello y les pediré
que confíen en mi.
En el próximo Congreso de UPyD alguien podría proponer que se prohibiera a la dirección del partido convocar elecciones primarias para elegir candidatos con más de ocho meses de anticipación de la fecha prevista. No cuela argumentar que se convocan antes por si el actual gobierno decide adelantarlas: según esa idea nada más celebrarse unas elecciones habría que elegir al candidato para las siguientes. Falta mucho, un año y cuatro meses, para las Andaluzas. ¿Y por qué no hacen ya las primarias de las Generales, que sólo queda un año? Muchos pensamos que lo que dices que no quieres creer (porque te lo prohibe tu lealtad) es la pura realidad: los afiliados no son tan tontos como algunos deben creer.
ResponderEliminarAl menos tu discurso no parece que vaya a ser continuista ni oficial, aparcando el progresismo: parece que aspiras a cambiar las cosas que hay que cambiar. España necesita un UPyD fuerte, con afiliados sin complejos que crean en su Manifiesto y lo practiquen, dispuestos a dar la batalla contra cualquiera que lo desvirtue. Mucha suerte, valiente!