En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.

En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.
En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno. (Konrad Adenauer)

sábado, 27 de octubre de 2012

LOS POLÍTICOS, SUS PALABRAS Y LAS EMOCIONES QUE GENERAN

Si algo está caracterizando el devenir social, económico y cultural de nuestra época es esa sensación de que ya nada es como antes. Derechos individuales y sociales, basados en el "Estado del Bienestar" están desapareciendo, siendo engullidos por ese afán devorador en el que lo que prima es la prima (de riesgo), eso que algunos llaman “los mercados” y el ahorro y el recorte como expresión máxima de las políticas públicas. Los datos que nos llegan de la EPA nos cuentan que una de cada cuatro personas con edad y voluntad de trabajar en España no puede hacerlo. Se trata de la cifra más alta en toda la democracia. Con el término de Estado del Bienestar , acuñado en su origen en inglés como el Welfare State y contrapuesto al Estado de Guerra (o Warfare State) de la Alemania Nazi, se defendía, hasta hace bien poco que el bienestar material general de la población era una de las funciones centrales del Estado y de los poderes públicos. Pero ¿qué es lo que está ocurriendo? No está habiendo pequeños cambios estructurales, no están modificándose algunos detalles menores. Se están tambaleando consecuciones en sanidad, educación, políticas sociales etc., que hace pocos años nadie pondría en discusión que desaparecerían. No estamos en una época de cambios; citando a Leonardo, estamos en un cambio de época. Hay indignación, hay manifestaciones, hay huelgas. Pero creo que, si algo es generalizado, es esa gran depresión y bajón anímico que invade a los ciudadanos ante la nueva situación. No es sólo el bienestar material de los ciudadanos lo que está en peligro. Es también el bienestar moral o espiritual. Es por ello necesario que haya unos políticos, una clase dirigente, unos responsables públicos que generen emociones y sensaciones positivos a los ciudadanos. El bienestar no es sólo económico, es también emocional. Y hago estas reflexiones precisamente en estos días que algunas pruebas, lo que dicen y hacen nuestros líderes políticos más señalados, deja a las claras su incapacidad por generar esa sensación de bienestar emocional. Cuando Cayo Lara avisa a Rajoy de que "echa gasolina a las calles del país" lo que hace es azuzar el “cuanto peor mejor”, con ese discurso caduco y desfasado, que parece que le da algún rédito electoral. Y yo me pregunto ¿eso es todo? ¿Las instituciones no hay que cambiarlas? IU sigue apoyando el mantenimiento de una ley electoral que permite la supervivencia del bipartidismo imperfecto español. Han participado en la pésima gestión, jalonada de procedimientos judiciales, de las cajas de ahorro en cuyos politizados consejos de administración actuaban a la manera capitalista con unos sueldazos de los camaradas que formaban parte de los mismos y que creo que no compartían con los pobres. Y su mérito es contribuir al malestar emocional de los ciudadanos. Cuando Rubalcaba se esconde tras las elecciones gallegas y vascas y comparece tres días después para hablar de sus problemas internos, de lo que van a hacer a partir de ahora pero con un mensaje pesimista; asegura que "no es fácil presentar alternativas" en el estado actual de la crisis. Menudo consuelo a los españoles que les da el máximo dirigente del segundo partido nacional en número de votos. Cuando Rajoy y su Gobierno deben afrontar datos tan alarmantes como los conocidos el viernes que nos sitúan en cifras históricas de parados (superando ya el 25% de tasa), ¿transmite confianza? ¿contribuye al bienestar emocional de los parados, de sus padres e hijos? Las cifras confirman el fracaso de la reforma laboral aprobada por el Gobierno y la precarización del empleo. Pero es que además transmiten la resignación ante el drama del paro. El Ejecutivo tiene una falta de sensibilidad y de calor, de horizonte y de rumbo y se atreve a hablar de presupuestos sociales. Es una burla. La política del Gobierno no sólo destruye empleo, sino que destruye esperanza. Hay drama y desidia. Si el Gobierno se preocupara de rescatar a los millones de españoles que están perdiendo toda posibilidad de sobrevivir a la crisis como se preocupa de rescatar a la banca, que sigue sin conceder créditos, este país no estaría al borde de la quiebra absoluta de valores.