En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.

En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.
En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno. (Konrad Adenauer)

viernes, 14 de septiembre de 2012

MAJESTAD, EL ESTADO ESTÁ DESNUDO


Todos conocen el famoso cuento del rey desnudo. Era ese monarca que quería hacerse un traje con motivo de su coronación y que quería dar el campanazo con su prenda.
Un sastre con pocos escrúpulos, y mucha cara, convence al rey para ser él quien lo vista. Iba a ser un traje tan especial que sólo lo verían los inteligentes, los tontos no lo verían.
En el día señalado para la prueba, ni el rey ni sus ministros hablan ante lo que ven sus ojos y que les muestra el sastre: nada. Todos sonríen porque no quieren parecer imbéciles. El rey felicitó al sastre y llegado el día sale a la calle en bolas.
Nadie quería señalarse y todos aplauden menos uno, un niño, que grita ¡el rey va desnudo! El rey se da cuenta del engaño, se tapa y todos miran avergonzados para abajo.
Esta fábula nos habla, por tanto, de la vanidad del poder y de la facilidad que tiene el ser humano para ser embaucado.

Viene a cuento el cuento, valga la redundancia, para reflexionar sobre lo que está pasando en España con un modelo de Estado que ha fracasado de manera clara. Desde el advenimiento de la democracia, hace más de 30 años, los partidos que querían gobernar han tenido que contar con apoyos puntuales de partidos minoritarios (de corte nacionalista o regionalista) para conseguir el poder.
Desde ese momento, y por aplicación de una injusta ley electoral, siempre ha debido contarse con esos partidos en el Parlamento para la obtención de la Presidencia del Gobierno, con las contadas excepciones de las mayorías absolutas de González y Aznar.

PNV y CIU han tenido, además de otros partidos como Coalición Canaria o ERC, de una manera u otra, la capacidad de, con sus votos, ser decisivos en Madrid, siempre a cambio de concesiones económicas, cesiones de competencias permanentemente y, en algunos casos, a cambio del poder en sus respectivas Comunidades o a cambio de modificaciones en sus Estatutos que rayan la inconstitucionalidad y que han ido dejando esquilmado al Estado. En definitiva, un sistema que, pervirtiendo la decisión de la mayoría de los españoles, ha dado esa preponderancia al voto nacionalista, convirtiendo a los partidos nacionales en cautivos.
Pero es que las sucursales de los partidos de ámbito estatal en cada autonomía han ido adoptando la pose nacionalista y todos se han apuntado a ir desnudando al Estado con el beneplácito, la sonrisa cómplice y la estulticia en una época en que el dinero público daba para mantener los 17 chiringuitos. Nadie levantaba el dedo señalando la desnudez y el despojo.

Por eso, la presencia de un partido como el nuestro, Unión, Progreso y Democracia, con un mismo discurso en toda España, con una idea clara del país, y con propuestas que afectan precisamente a la base normativa que ha permitido esta situación estos años, debe suponer un motivo de esperanza para todos en una época en que hay pocos motivos para la misma.

UPyD es el niño que levanta la voz y dice alto y claro que el Estado está desnudo y que no podemos seguir con este modelo.
UPyD ha dicho en el comienzo del curso político que considera inevitable la apertura de un proceso constituyente para salvar el país a partir del cual se diseñe el modelo de Estado, una vez constatado que su actual estructura ha fracasado, es insostenible y no garantiza la igualdad entre los españoles.

UPyD exige terminar con la actual situación de cambio de la Carta Magna por la puerta de atrás y abrir un proceso constituyente que deje claras las competencias de cada administración, aquellas que son indelegables y garantice la libertad, igualdad y justicia.

UPyD propone la creación de un Estado federal similar al de Alemania en el que la Constitución incluya una definición clara de las competencias. Todo esto tiene que estar escrito en la Constitución, no puede estar abierto y sujeto a las mayorías políticas.

Como dijo Rosa Díez, España tiene solución, pero para ello es necesario reconocer los problemas y enfrentarse a ellos, algo que no considera que esté haciendo el actual Gobierno liderado por Mariano Rajoy, que confunde realidad con deseos o con ficción.

Hay que reformar el Estado para que España tenga futuro. Los ciudadanos deben ser conscientes de que hay que elegir entre el Estado del bienestar y el actual Estado de las autonomías, una disyuntiva ante la que UPyD lo tiene claro y se queda con los derechos básicos de los ciudadanos.