En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.

En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.
En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno. (Konrad Adenauer)

martes, 14 de agosto de 2012

ESPAÑA: ENTRE EL CIRCO PERMANENTE Y EL PARAÍSO POLÍTICO



Lo bueno que tiene el verano es la posibilidad de leer libros para los que normalmente, quienes tenemos la suerte de trabajar, nos falta tiempo a lo largo del año. Uno de los que ha caído este mes ha sido “Dime Quien Soy” de Julia Navarro. Es una magnífica novela, densa (más de mil páginas), que hace un recorrido por la historia de España y Europa desde los años 30 a nuestra época personificado en una mujer muy joven que se mete en política arrastrada por una joven comunista a la que por casualidad ayuda ocultándola cuando la iban a detener. A partir de ahí empieza a asistir a reuniones con los partidos de la izquierda española republicana, especialmente con los comunistas, en las que ella, debido a su poca personalidad, se deja llevar por los sueños e ideales revolucionarios. La protagonista vive en sus carnes el paso del encanto al conocimiento de la verdadera cara de los regímenes totalitarios de la izquierda y de la derecha, su falta de libertad y sus excesos contra los mínimos derechos fundamentales de la persona.
Viene a colación esta referencia bibliográfica, precisamente, en estos días pasados, en que los viejos argumentos de la izquierda tradicional han sido utilizados, con profusión de seguimiento mediático y con una estrategia propagandística digna de elogio, en varios actos protagonizados por dirigentes que llevan toda la vida en esto de la revolución permanente. Ya decía Lenin aquello de “Cuanto peor mejor”. Esta época que nos toca vivir de dura crisis económica, de aumento vertiginoso del desempleo, de depresión social colectiva, es el mejor caldo de cultivo para que estas ideologías caducas intenten sacar la cabeza aunque hayan demostrado históricamente que sólo subyugando los derechos fundamentales y la libertad pueden imponerse. El mismo camarada Lenin lo decía: “¿Libertad? ¿Para qué?”
Hemos asistido a las puestas en escena, circenses diría yo, de Antonio Romero (de profesión comunista de toda la vida) frente a Gibraltar protestando contra los paraísos fiscales diciendo que Rajoy debería ser juzgado por crímenes contra la humanidad. Y el diputado Gordillo, megáfono en mano y previa convocatoria de los medios para filmar y fotografiar, encabezando el asalto al palacio de Mercadona o de Carrefour, con los carritos acorazados llenos de víveres “expropiados” para repartirlos entre los barrios más marginales de Andalucía, a través de la ONG Bancos de Alimentos. El contraste y el sentido común vinieron de la mano de la rápida respuesta de dicha ONG que no aceptó unos víveres robados. Y la jugada maestra del alcalde fue usar su prerrogativa de no poder ser detenido por ser aforado, esto es, por estar protegido por su condición de diputado. Robin Hood no tenía esa ventaja, ahí la diferencia.
Por lo menos, consiguen que se hable de ellos. Y yo me pregunto ¿eso es todo? ¿Las instituciones no hay que cambiarlas? Que se sepa, IU sigue apoyando el mantenimiento de una ley electoral que permite la supervivencia del bipartidismo imperfecto español (del que ellos forman parte como muleta del PSOE). Que se sepa, han participado en la pésima gestión, jalonada de procedimientos judiciales, de las cajas de ahorro en cuyos politizados consejos de administración actuaban a la manera capitalista con unos sueldazos de los camaradas que formaban parte de los mismos y que creo que no compartían con los pobres. ¿Será por eso que no han movido un dedo en la investigación y persecución judicial de la caída de uno de los grandes imperios financieros urdidos por el establishment político del que forman parte: Bankia?
Que se sepa, allí donde tocan poder, como es el caso de Andalucía en el gobierno PSOE-IU, colocan en la Administración a familiares de dirigentes de la Federación de izquierda, tales como el hermano del secretario general del PCE, José Luis Centella; la hija del eurodiputado Willy Meyer, o el padre de la novia del secretario general del PCA, José Manuel Mariscal. Y no pasa nada. El gran Valderas justificaba que dichas personas eran capaces y mayores de edad. Menos mal, no colocarán a familiares incapaces o menores de edad.
El día que estos dirigentes que usan la calle para ejecutar sus piruetas mediáticas vayan contra el paraíso político español, promoviendo cambios reales en las instituciones que acaben con estos abusos ganarán en credibilidad. Pero, claro, eso supone perder lo que tienen. Creo que no lo verán nuestros ojos.